¿Intercambio de emisiones al rescate?

El Régimen de Comercio de Derechos de Emisión de la Unión Europea (EUETS, por sus siglas en inglés) lleva 3 años impulsando una estrategia de reducción de emisión de gases de efecto invernadero por parte de la OMI para 2021. Casi finalizando el mes de enero de 2020, la Organización Marítima Internacional no cuenta con dicho documento, ni pareciera tener intenciones de elaborarlo a tiempo para el plazo de la EUETS. Alphabulk, publicación en alianza exclusiva con MundoMaritimo, analiza esta semana el plan de la Unión Europea para reducir los gases de efecto invernadero y el impacto que las posibles medidas tendrían en la industria del shipping.
Según el artículo, debido a la falta de una acción por parte de la OMI, es altamente probable que la UE incluya a la industria del transporte marítimo en su régimen de comercio de derechos de emisión 2023. Recordemos que estos protocolos responden a acuerdos ambientales globales, como el Protocolo de Kioto y el Acuerdo de París, que definen el comercio de derechos de emisiones como un incentivo económico para los participantes del mercado para reducir sus emisiones de CO2.
Emisiones limitadas
El principio general detrás del concepto es que la administración central -usualmente el Estado- establece un límite de emisiones para cada industria y luego entrega permisos a las empresas de acuerdo al volumen del límite. Cada participante dentro de la industria cuenta con una determinada cantidad de permisos que pueden ser comercializados. Aquellas compañías que efectivamente reducen sus emisiones pueden vender sus permisos sobrantes, mientras que aquellas que no reducen sus gases de efecto invernadero deben comprar permisos adicionales correspondientes al aumento en sus emisiones. En palabras simples: se debe pagar por contaminar más, mientras se es premiado por contaminar menos.
Emisiones reguladas
Hacia fines de 2017, el comercio de derechos de emisión había asumido una función más reguladora de la industria más que efectivamente ayudar en la reducción de gases de efecto invernadero, a través de una amplia red global de intercambio de permisos. Hay regímenes de comercio de derechos de emisión en países que representan el equivalente a la mitad del PIB mundial y estos sistemas cubren más del 15% de las emisiones globales, lo cual lo convierte en un negocio muy atractivo para aplicar a la industria del transporte marítimo. Pero en términos prácticos, el modelo no funciona para reducir las emisiones, sino que se ha convertido en un bien comercializable. De hecho, desde 2005 -año de implementación de los ETSs- las emisiones de CO2 han ido en alza, prueba tajante de que el sistema se ha desvirtuado.
El caso de la aviación
La aviación comercial es una industria altamente regulada en sus emisiones de CO2. La Unión Europea establece un estricto límite para toda aerolínea que opere en la región, incluyendo multas de las EU100 por cada tonelada de CO2 emitida fuera del límite, llegando incluso a la prohibición de operar en la región por incumplimiento de la norma. A pesar de que este modelo podría ser un poco complejo de aplicar a la industria del shipping, no pareciese ser razón suficiente para desincentivar a la UE de hacerlo.